En épocas de tempestades y turbulencias, nada mejor que oír una voz atemporal que desde su sabiduría y muchos trotes nos permita ubicarnos…
Breve semblanza de un abuelo quien desde que era niño me apasionó por sus encendidas polémicas…
Mi anhelo se vería realizado, si logro entusiasmarte para que leas alguno o todos sus escritos.

“El mundo se dividía entre paisanos y… los otros, mi padre, mis hermanos, yo, éramos de los otros. También lo era la gente importante del pueblo y… también otros no importantes.
Mi padre era conservador o vacuno como se decía.
Fui conservador hasta más o menos entre los 19 o 20 años. El fin de la guerra y nuevas lecturas y reflexiones me llenaron de entusiasmo por la Revolución Mexicana.
Fui cambiando mi posición liberal casi lipsiana, a una posición anárquica, casi anarquista, pero de pronto empecé a comprender que los fenómenos políticos, sociales e históricos no son librescos, empecé a darme cuenta que en grandes líneas históricas, los pueblos se orientan siempre en el sentido de su interés y, empecé a ahondar. Años y trotes me iban graduando en la Universidad de la Vida, que es el mejor libro cuando los otros inducen a error.” 

En su predica profética alertaba a los estudiantes e intelectuales que en Argentina existen enormes bibliotecas con muchísimos textos escritos por hombres de países lejanos, para sociedades distintas, en épocas diferentes. América Latina tiene sus propias y notables especificidades. Simón Rodríguez, maestro de Bolívar, decía: “Inventamos o erramos…”
Imitar los procesos de otros pueblos o circunstancias históricas nos lleva al yerro, somos diferentes y necesitamos respuestas específicas.
Debemos abrirnos al mundo desde nuestra identidad, adaptando lo que nos sirva, nunca adoptando lo que nos imponen. Su mensaje era una respuesta contundente a la prepotencia del pensamiento único y advertencia profética sobre las malicias de la globalización.

“Me reservo la originalidad, creo que exclusiva, de haber subido al caballo por la derecha y bajado por la izquierda, en un país donde todos los políticos montan por la izquierda y bajan por la derecha.”

Su pensamiento sobre las antinomias fue claro, describió como nadie cual es la disputa, lo que está en juego es lo nacional y lo antinacional, el coloniaje o la libertad, no las banderas, ni los nombres que ocasionalmente se le pongan.

Hablaba del pensar en nacional, que es pensar en popular, la idea de una realidad subterránea… el subsuelo de la patria sublevada de su compañero Raúl Scalabrini Ortíz.

Finalmente una de sus frases, que es de mis predilectas. Consejo de abuelo sabio, que a los 70 años confesaba estar perdiendo la juventud:
“El arte de nuestros enemigos es desmoralizar, entristecer a los pueblos.
Los pueblos deprimidos no vencen.
Por eso venimos a combatir por el país alegremente.
Nada grande se puede hacer con la tristeza.”

Cuando fue Presidente del Banco Provincia, hizo como funcionario lo que predicaba en sus discursos, desarrollando las PyMES y la promoviendo la producción nacional.

Arturo Martín Jauretche
(Lincoln, 13 de noviembre de 1901- Buenos Aires, 25 de mayo de 1974)
Pensador, político, dirigente y voz de la conciencia del pueblo y la nación.
Fue introducido en los pensamientos libertarios y revolucionarios yrigoyenistas por Homero Mansi.
Fundador de FORJA (Fuerza de orientación Radical para la joven Argentina) que desnudo la década infame y provocó el debate para que la Argentina fuera vista y discutida por ojos y mentes argentinas.
Consigna de FORJA: “Liberar la Argentina y trabajar por: Patria, pan y poder al pueblo”