Por Guillermo Prein y todos los que se quieran sumar…

En tan solo 287 palabras, Abraham Lincoln trazó una meta que, 150 años después, todavía se encuentra pendiente. Sus frases finales son la meta a alcanzar:

“Que esta nación, Dios mediante, tendrá un nuevo nacimiento de libertad. Y que el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo no desaparecerá de la Tierra.”

Abraham Lincoln, Gettysburg, noviembre 19, 1863.

Pensaba qué ocurriría si nos pusiéramos de acuerdo para hacerla realidad, comenzar pequeñas revoluciones que, sumadas entre sí, nos catapulten a una nueva e indestructible realidad.

Te invito, convoco, llamo a gritos pelados… participá…

Hacé comentarios, quejate, indignate, pero no dejes de proponer cambios o contarnos todos los anhelos de tu alma para nuestros países, para tu país… aclaranos de dónde sos.

Comencemos por participar en este pequeño espacio: HACE OÍR TU VOZ…

¡¡¡JUNTOS VENCEREMOS!!!

“¿A quién se le hace tropezar, y yo no me indigno?”
2da de Corintios 11.29b

 

NUESTRO HIMNO

 

 

DISCURSO COMPLETO DE LINCOLN

Pronunciado en la Dedicatoria del Cementerio General de los Soldados en Gettysburg, Pensilvania, 4 meses y medio después de la cruenta batalla que lleva el nombre de la misma ciudad, durante la guerra de la civil en EEUU.

“Hace ochenta y siete años, nuestros padres hicieron nacer en este continente una nueva nación concebida en la libertad y consagrada en el principio de que todas las personas son creadas iguales.

Ahora estamos empeñados en una gran guerra civil que pone a prueba si esta nación, o cualquier nación así concebida y así consagrada, puede perdurar en el tiempo.

Estamos reunidos en un gran campo de batalla de esa guerra. Hemos venido a consagrar una porción de ese campo como lugar de último descanso para aquellos que dieron aquí sus vidas para que esta nación pudiera vivir. Es absolutamente correcto y apropiado que hagamos tal cosa.

Pero, en un sentido más amplio, nosotros no podemos dedicar, no podemos consagrar, no podemos santificar este terreno. Los valientes hombres, vivos y muertos, que lucharon aquí ya lo han consagrado, muy por encima de lo que nuestras pobres facultades podrían añadir o restar. El mundo apenas advertirá y no recordará por mucho tiempo lo que aquí digamos, pero nunca podrá olvidar lo que ellos hicieron aquí. Somos, más bien, nosotros, los vivos, quienes debemos consagrarnos aquí a la tarea inconclusa que los que aquí lucharon hicieron avanzar tanto y tan noblemente.

Somos más bien los vivos los que debemos consagrarnos aquí a la gran tarea que aún resta ante nosotros: que de estos muertos a los que honramos tomemos una devoción incrementada a la causa por la que ellos dieron la última medida colmada de celo. Que resolvamos aquí firmemente que estos muertos no habrán dado su vida en vano.

Que esta nación, Dios mediante, tendrá un nuevo nacimiento de libertad. Y que el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo no desaparecerá de la Tierra.”