Existe el riesgo de encontrar el refugio demasiado acogedor.
Estar calentito y cómodo conspira contra la necesidad de levantarse.
Esconderse bajo cualquier manta, tapado hasta las narices, obligando a otro a cumplir nuestra tarea, trae consecuencias.
¿Cómo enfrentar la vida… sin morir en el intento?