“No te sorprendas si en algún país ves que se oprime al pobre y que se hace violencia a la justicia y al derecho, porque a un alto oficial lo encubre otro más alto, y otros más altos oficiales encubren a estos dos.
¡Y a eso se le llama progreso del país y estar el rey al servicio del campo!
El que ama el dinero, siempre quiere más; el que ama las riquezas, nunca cree tener bastante. Esto es también vana ilusión.” (*)

Dentro de los libros sapienciales o poéticos, encontramos el Libro del Predicador o Eclesiastés, el cual en su quinto capítulo –versos 8 al 10–, expresa la tremenda verdad que antecede a este párrafo.

La primera acepción que nos brinda el diccionario de la RAE (Real Academia Española) sobre el verbo predicar es: “publicar, hacer patente y claro algo”.

¿TE QUEDÓ CLARO?

Razones sobran para entender al predicador desde nuestros días y nuestros avatares ya profetizados por el Señor JESÚS: “habrá tanta maldad, que la mayoría dejará de tener amor hacia los demás.” Mateo 24.12 DHH.

Con la Biblia en una mano y el periódico en la otra, tal como nos exhortara el teólogo suizo Karl Barth, quiero emitir mi opinión que, en realidad, fue respuesta a una consulta recibida esta mañana. Si ofendo a alguien pido disculpas anticipadas y, si a alguien molesto, sepa que es mi más aguda intensión.

UNA REFLEXIÓN PERSONAL

Haciendo una síntesis simplista, el Fondo Monetario Internacional (FMI) nace cuando el Reino Unido pierde la Segunda Guerra Mundial –aunque para mí siempre hubo solo una, mal curada– y digo pierde, porque tanto Rusia como EEUU dejaron avanzar a Hitler tomando y destrozando países que, debilitados, luego usurparon formando así sus bloques hegemónicos.

El FMI es el fusible protector de EEUU y sus banqueros, una careta para apropiarse de todo sin mostrar el rostro y bajo la falsedad de que pertenece a todos los países miembro. Solo un dato revela la realidad: el único país con derecho a veto en el FMI es EEUU; esto último dicho con sorna, en doble sentido: EL FMI ES EEUU.

Se torna imprescindible definir a EEUU, pues no hablo de su pueblo, sino de las corporaciones económicas y financieras que lo intrusan, utilizando su bandera como escudo. Estas impías no dudan en mandar a sus jóvenes a guerras teñidas de ideologías políticas, humanitarias o religiosas, pero que, en realidad, solo satisfacen a sus mezquinos intereses.

Talcott Parsons, uno de sus principales y más influyentes sociólogos, a mediados del siglo XX, desde la Universidad de Harvard, explicó que las elites dominantes en la sociedad de EEUU son las que deciden quiénes serán sus candidatos presidenciales; de tal manera, el pueblo solo elige entre dos alternativas que ellas –las corporaciones– escogen previamente, asegurándose que respondan a sus intereses.

Don Arturo Jauretche decía: “Asesorarse con los técnicos del Fondo Monetario Internacional es lo mismo que ir al almacén con el manual del comprador, escrito por el almacenero”.

Claro que no existe entrega posible sin un Judas que te dé un beso.
Hasta en eso hay una enseñanza:
QUIEN TE ENTREGA EN LAS MANOS DEL ENEMIGO,
SIEMPRE ES CORTÉS Y CONVENIENTEMENTE BONDADOSO.

Simone de Beauvoir, escritora, profesora y filósofa francesa (1908-1986) dijo una gran verdad: “El opresor no sería tan fuerte si no tuviese cómplices entre los propios oprimidos”.

Conscientes o inconscientes, los Judas contemporáneos nos circundan y pululan.

EL SEÑOR JESÚS NOS ENSEÑÓ A ORAR

No creo que el Padre Nuestro sirva de algo al ser repetido cual letanía. El mismo Señor se encargó de aclarar esto antes de enseñarlo, cuando les dijo a los discípulos: “Cuando ustedes oren, no sean repetitivos, como los que piensan que por hablar mucho serán escuchados.” Mateo 6.7 RVC
Se trata de saborear cada una de sus palabras, entendiendo lo que estamos pidiendo y, así, comprender el EVANGELIO DE LIBERTAD al que somos llamados:

“Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra.
El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy.
Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores.
Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal; porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén.” Mateo 6.9-13 RV1960

El PADRE es NUESTRO, de todos, no individual ni egoísta, orá pensando en todos.
ADORAR santificando su nombre, pues en medio de la alabanza, ÉL habita.
Venga TU REINO, no el tuyo, ni el de nadie sobre nosotros, solo SU REINO de justicia, paz, amor y libertad.
HÁGASE TU BUENA VOLUNTAD, en tu vida, en la de todos los que te rodean y sobre aquellos a quienes puedas alcanzar.
El PAN NUESTRO de cada día: el de todos y para todos: provisión, abundancia y prosperidad para el pueblo, sin acepción de personas en justicia y equidad.
PERDÓNANOS como perdonamos: ser justos y misericordiosos, sin dejar de estar prevenidos, pues perdonar no es RESTITUIR, y quien es perdonado debe hacer frutos dignos de arrepentimiento para recobrar tu confianza.
ALÉJANOS DE LA TENTACIÓN que nos rodea. Nunca te vuelvas igual a los que te dañan.
LÍBRANOS DEL MAL, que podamos hacer, que nos quieran hacer e, incluso, de los malvados.
TUYO ES EL REINO EL PODER y la GLORIA por todos los siglos: tal autoridad sobre tu vida no se la entregues a nadie que no sea tu REDENTOR, SALVADOR y LIBERTADOR.

EXISTEN MALOS QUE PARECEN BUENOS, DIJO EL PREDICADOR.
NUESTRA ACTUALIDAD REQUIERE DISCERNIMIENTO.
NUESTRA ORACIÓN DEBE SER CON CONCIENCIA.
NUESTRAS ACCIONES DEBEN SER CONSECUENTES CON EL EVANGELIO Y CON NUESTRA ORACIÓN.

¡¡¡SEÑOR LIBRANOS DEL MAL!!!

(*) Eclesiastés 5.8-10 DHH