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FAIR PLAY

By 12 julio, 2010diciembre 13th, 2014One Comment

Antes de que España levantara merecidamente la copa, se desarrolló el asombroso espectáculo final de la Copa del Mundo Sudáfrica 2010. La celebración terminó con la aparición de Nelson Mandela; “Madiba”, hoy el héroe que unificó Sudáfrica, ayer un guerrillero demonizado que estuvo preso por 27 años…

Al escuchar los elogios que le prodigan de todas partes, mi mente viajó en la historia, cuando ese anciano de sonrisa amplia era el “negro terrorista” detestado, más buscado por su “brutalidad asesina”.
¿Quiénes decían esto?
Nada más y nada menos que el Apartheid con su aparato político y de difusión, que convenció al mundo hablando de la insurrección de esos salvajes al “orden establecido”.
Capturado en 1963, no salió en libertad hasta 1990.

Madiba representaba para el mundo blanco todo el espanto y terror de la brutalidad terrorista negra. Sospechosamente, el número de prisionero que le asignaron fue 46664… para demonizarlo un poco más.
Con el dominio político del país y el apoyo de quienes por cuestiones políticas, económicas y/o religiosas se sumaban a su posición, el Apartheid estableció en el inconciente colectivo que ellos eran el bien, y los negros -esclavizados, torturados y asesinados-, representaban el mal.

El Apartheid no sólo basaba su estrategia en la muerte y la tortura física: salarios de hambre para los negros -en un país rico en petróleo y piedras preciosas-, una escasa atención sanitaria, y una precavida política de educación, que establecía el 10% del presupuesto para la raza negra, y el 90% para los blancos, siendo negra el 75% de la población y sólo el 25% blanca.

Madiba estudió, se preparó y luchó intensamente; sin embargo, preso, mucho no podía hacer.
Y fue entonces cuando apareció un hombre maravilloso.
Un Pastor con todas las letras llamado Desmond Mpilo Tutu, quien luchó firmemente contra el Apartheid, dando a luz la otra historia, la verdadera, que se contraponía con la oficial de la minoría blanca.

Presidiendo el Consejo Africano de Iglesias, fue honrado con el Premio Nobel de la Paz en 1984, cuando el Apartheid imperaba con furia y Madiba seguía en prisión.
En su discurso, al recibir el galardón, Tutu -férreo defensor de la no violencia-, aclaró no estar de acuerdo con las manifestaciones de un bando, ni del otro, pero hizo diferencia entre los agresores y los agredidos al decir: “no es lo mismo la violencia en manos del Apartheid, que la violencia en manos del Congreso Africano, que durante 50 años pidieron pacíficamente que no los esclavizaran, torturaran y mataran. Cansados de no obtener resultados, han reaccionado”.

Tras recibir el Premio Nobel, fue nombrado Arzobispo Anglicano en Ciudad del Cabo, siendo el primer negro en acceder a esa jerarquía.
Al frente del Concilio Africano de Iglesias intensificó su lucha pacifista por la liberación de su gente, el cual fue sustentado por el Concilio Mundial de Iglesias (CMI).

Fue por entonces que muchos religiosos “descubrieron” las controversias que tenían con el CMI
y que hasta la aparición de Tutu y su defensa de la raza negra, no habían notado.
Problemas de orden y color disimilados por otras cuestiones…

Hoy, los tiempos pasaron y escuchamos a todos elogiar a Madiba, aunque poco se hable de Tutu… Sin embargo, él si habló y lo hizo con claridad.
Una de sus frases célebres sentencia: “Si eres neutral en situaciones de injusticia has elegido el lado del opresor”.
Pensando en esto, vemos con horror que quienes jamás se han arrepentido de sus actitudes en aquellos años, hoy, impunemente, se suman a los logros de estos héroes de la paz y el amor.
Quizás, molestó que Desmond dijera: “Cuando vinieron los misioneros a África tenían la Biblia y nosotros la tierra. Nos dijeron: vamos a rezar. Cuando abrimos los ojos, teníamos la Biblia y ellos la tierra”.

Necesitamos entrar en el Fair Play y, para ello, agudizar el discernimiento para detectar a quienes son de otro espíritu, no importa la fuerza que tengan y los medios con que cuenten.
La historia de Madiba y Tutu nos alienta a seguir.
Luchadores por la paz y la libertad para todos.

Para finalizar, un amado amigo español me acaba de enviar un correo en conmemoración por la hazaña roja de este mundial, en el cual resalta una frase de Madiba: “Después de escalar una gran colina, uno se encuentra sólo con que hay muchas más colinas que escalar. Así que, con los pies en la cumbre, nos toca divisar un horizonte lleno de escabrosas montañas que son parte de la vida cotidiana, pero desde esa cumbre diviso un sol magistral que reluce fuertemente por encima de todas ellas”.

¡¡¡No nos cansemos de hacer el bien!!!

“Porque Mardoqueo el judío fue el segundo después del rey Asuero, y grande entre los judíos, y estimado por la multitud de sus hermanos, porque procuró el bienestar de su pueblo y habló paz para todo su linaje.” Ester 10.3

Por Guillermo Prein
Pastor Fundador del Centro Cristiano Nueva Vida

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  • Hola Guillermo
    Sé que no tiene que ver con esta nota pero leí que comentabas sobre los dichos de Esther Goris y los Curas Villeros. Estuve presente ese día donde se proyectó “Paco” y nada se le dijo a ella, ningún insulto. Ella se expresó libremente que estaba en contra de la postura de la Iglesia, que los curas, salvo ellos (los villeros) eran pedófilos, etc. Algunos de los chicos de la villa le dijeron que se sintieron incómodos con sus palabras porque a ellos los Curas como la Iglesia los estaba ayudando contra el flagelo del Paco. Pero ningún Cura la ofendió simplemente le dijeron que ellos pertenecen a la Iglesia Católica y defienden y reconocen el trabajo del Padre Mujica. Es decir, todo lo demás formó parte de la imaginación de Esther. Los Curas están las 24 hs en la Villa, viven allí, soportan amenazas de los narcos, levantaron una escuela, talleres de imprenta, escuela de acrobacia, fútbol, cursos con salida laboral en fin se hace muchísimo. Me pareció muy injusto lo que dijo Esther. Gracias, Graciela Palma DNI 16.496.527 palmagraciela@gmail.com