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RESPUESTA DE UN PASTOR DE LA CIUDAD DE BUENOS AIRES

By 28 agosto, 2011diciembre 13th, 2014No Comments



El pasado martes 23 de agosto, fui convocado para intervenir en un debate sobre el Proyecto de Retiro de los símbolos religiosos de los edificios y espacios públicos en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

El mismo se realizó en la Asociación de Abogados de Buenos Aires.

El panel estuvo integrado por representantes de organizaciones ateas, por organizaciones laicistas, por los diputados autores del proyecto y por mi persona como único representante cristiano, ya que el cardenal Jorge Bergoglio rechazó la invitación que le hicieron los organizadores.

También, desestimó el lugar ofrecido para la exposición de sus ideas en el debate la Asociación de Abogados Católicos.

Antes de comenzar el mismo, los concurrentes fuimos sorprendidos por la pegatina de carteles pro romanos y símbolos religiosos por jóvenes activistas que se identificaron como“nacionalistas católicos”.

Con una actitud hostil y amenazante participaron del debate intentando interrumpirlo con la imposición de sus proclamas; siendo llamados a la razón, el debate se desarrolló en paz.

Finalizadas las exposiciones, durante el tiempo de preguntas y diálogo, se escucharon y respondieron todoss los cuestionamientos de estos jovenes nacionalistas católicos, quienes satisfechos, se despidieron en paz.

Cabe destacar que los más fornidos y agresivos del grupo decidieron no entrar cuando los organizadores solicitaron a la Policia Federal el resguardo de la gente y el lugar para garantizar el desarrollo del evento.

Mi intervención comenzó mencionando, que en ese preciso momento, se cumplían 439 años de la Masacre de San Bartolomé, cuando en la noche del 23 para el 24 de agosto de 1572, las fuerzas católico romanas mataron a 40 mil hugonotes, hermanos en la fe.

Los protestantes tenían permitido predicar en toda Francia excepto a 40 kms a la redonda de París.

En aquella oportunidad, por la boda real con una joven protestante, se les permitió el acceso a la ciudad y, cuando ingresaron confiados, durante la noche, fueron aniquilados sin piedad bajo los símbolos del catolicismo romano.

También, resalté que no se conocen símbolos religiosos cristianos en los primeros siglos, salvo el pez que funcionaba como salvoconducto. Los símbolos que hoy se conocen nacieron en el siglo V, cuando parte de la Iglesia ya había ingresado en Roma y desarrollaba un amplio movimiento conquistador.

Finalmente, resalté el respeto que como cristianos tenemos hacia todos los seres humanos, por lo cual, debemos procurar que los espacios públicos, que son comunes a todos, sean libres de simbologías.

La actividad tuvo una amplia cobertura en la prensa secular nacional.

Durante el transcurso de la semana, el presidente de ACIERA, Rubén Proietti, y el vicepresidente, Gastón Bruno, en nombre de la Comisión Directiva de dicha Federación -a la cual está adherida el Centro Cristiano Nueva Vida- hicieron público un mensaje en el cual se menciona este evento y mi participación en el mismo.

A pesar de no haber sido mentado mi nombre, creo que es mi responsabilidad responder a dicho mensaje.

He intentado colocar esta respuesta en la página de ACIERA, pero me fue imposible.

Agradezco a todos la difusión que se le pueda dar a la respuesta.

Desde ya, muchas gracias.

Para quienes no leyeron el comunicado de ACIERA, lo adjunto al final.

Respuesta a ACIERA por su comunicado sobre el

Proyecto de Ley de Retiro de Símbolos religiosos de edificios y lugares públicos



Saludo en el nombre del Señor al presidente de FACIERA, Rubén Proietti, y a su vicepresidente, Gastón Bruno.

Siendo el pastor de la Ciudad de Buenos Aires que estuvo presente en el debate realizado en la Asociación de Abogados de Buenos Aires sobre el Proyecto de Ley de retiro de los símbolos religiosos de los edificios y lugares públicos de la Ciudad, quiero agradecerles que hayan colaborado conmigo al difundir que no representé a nadie, ya que mi presencia en dicho evento fue a los fines de expresar mis pensamientos.

En cada lugar donde soy invitado, repito que solo represento una voz del maravilloso arco de pluralidad que compone la Iglesia Evangélica Argentina, que como todos sabemos, no responde a un gobierno episcopal, por lo tanto, no existe un discurso único sino uno amplio y diverso que nos enriquece.

Solamente represento al Centro Cristiano Nueva Vida, toda vez que un tema a tratar haya sido previamente debatido en el seno de nuestro Cuerpo Pastoral, adoptando una posición determinada. Dicho Cuerpo, aún cuando supera las cuatrocientas personas, toma sus decisiones por unanimidad.

Es una falta grave que una autoridad que representa a una institución tome decisiones y adopte posturas haciendo declaraciones por sus pareceres, ya que su investidura no lo acredita para ello, sino que debe consultar a la asamblea de sus representados para ser veraz exponente de la voluntad de sus mandantes.

También, quiero hacerles saber que acompañé a un grupo de legisladores de la Ciudad, algunos de los cuales, también intervienen en este proyecto, en otro que procura la inembargabilidad de los templos religiosos no católicos, medida que es un avance importante en la protección de la libertad de culto, ya que preserva de cualquier ataque el lugar esencial para la celebración de nuestras actividades.

Por lo que leo en vuestro comunicado, ustedes están en contra del avance de las idolatrías tales como las del Gaucho Gil, Difunta Correa y demás imágenes que invaden las plazas y rutas de nuestra ciudad y de nuestro país.

De eso se trata este Proyecto de Ley de Retiro de los Símbolos religiosos, ya que no discrimina entre vírgenes, santos u otras imágenes, se refiere a todas.

Como evangélicos, no aceptamos ninguna forma de idolatría, pero además, somos tremendamente respetuosos de la sociedad y de la humanidad, por lo tanto, defendemos que los espacios públicos sean verdaderamente públicos, es decir, de todos y para todos, sin que símbolos de ninguna religión coronen ni regenteen juzgados, escuelas, ministerios, legislaturas, hospitales, cárceles, municipalidades, gobernaciones, Casa de Gobierno, ni el Congreso de la Nación, como tampoco, plazas, calles y rutas.

Sin duda, este es un avance significativo hacia la IGUALDAD RELIGIOSA tan anhelada por nuestra comunidad.

Por convicciones de fe, al terminar con la idolatría que nos agrede permanentemente y por nuestras convicciones de igualdad para todos los habitantes de nuestra patria, este es un motivo más que suficiente para alegrarnos y apoyar este proyecto.

En cuanto al tema del laicismo, creo que debemos recordar que nuestros ancestros evangélicos lo han defendido estoicamente.

Basta recordar la lucha por la Ley de Matrimonio Civil en 1885, con la cual se logró terminar con el monopolio del matrimonio que estaba en manos del catolicismo, que obligaba a todo aquel que quisiera contraerlo a convertirse a sus filas. Por violar dicha norma, hermanos que se casaron en su fe, fueron encarcelados y sus pastores expulsados del país.

Solo para citar otra ocasión de las posturas laicistas de la Iglesia Evangélica, recordemos la posición adoptada durante las disputas en 1958, por la educación “laica o libre”, siendo la supuestamente libre, la que pretendía imponer la enseñanza del credo católico.

Obviamente, la Iglesia Evangélica defendió la educación laica.

No debemos temer a monstruos agazapados, en tanto que la defensa de determinadas posturas implique el resguardo, la protección y cuidado de la libertad y los derechos de todo ser humano, no importando cual sea su credo.

Sin embargo, mucho preocupa que sectores del catolicismo, cada vez más radicalizado, levantan “guerras santas” contra todo lo que implique el abandonar añejos privilegios discriminatorios.

No conozco que el clero católico se haya arrepentido de sus actitudes avasallantes y, muchísimo menos, que haya abdicado de sus prerrogativas, por lo tanto, creo que debemos hacer valer nuestros derechos y caminar hacia la IGUALDAD sin ninguna clase de temor.

Lamento profundamente el atentado perpetrado al monumento de la Biblia en la Plaza Sáenz Peña de Paraná, en la provincia de Entre Ríos.

Todo atentado es repudiable.

Sin embargo, creo que debemos leer estas manifestaciones y colocarnos del lado de la gente en lugar de defender instituciones que cercenan nuestras libertades y no dudaron de perseguirnos toda vez que tuvieron oportunidad.

Cuando llegaban ya cerca de la bajada del monte de los Olivos, toda la multitud de los discípulos, gozándose, comenzó a alabar a Dios a grandes voces por todas las maravillas que habían visto, diciendo: ¡Bendito el rey que viene en el nombre del Señor; paz en el cielo, y gloria en las alturas!

Entonces algunos de los fariseos de entre la multitud le dijeron: Maestro, reprende a tus discípulos.

Él, respondiendo, les dijo: Os digo que si éstos callaran, las piedras clamarían. San Lucas 19.37-40

Sería muy triste que deleguemos semejante responsabilidad en las piedras, y muy desafortunado, que nos disgustemos y confrontemos con las almas que anhelamos alcanzar con el evangelio por defender símbolos de piedra que en definitiva no nos representan.

Nosotros que tenemos a Jesucristo en el corazón y su Palabra grabada en el alma, predicamos en tiempo y fuera de tiempo. Nada nos debe alejar de las almas. Defendámoslas y ellas, seguras, confiarán en nosotros.

Si por el contrario, escudamos a quienes los agreden y nos agreden con sus privilegios, cerrarán sus corazones hacia nuestra prédica y por ende hacia el Señor.

Con las manos en el arado, los saludo en paz de Jesucristo.

Guillermo Prein

Un pastor de la ciudad de Buenos Aires

ACIERA PARTE DE PRENSA



¿Qué está sucediendo en nuestra sociedad?

¿Ataques contra la Libertad Religiosa?



Hace pocos días se inauguró el Monumento a la Biblia en la Plaza Sáenz Peña de Paraná, Entre Ríos. El acto estuvo encabezado por autoridades del gobierno, y representantes de las iglesias cristianas evangélicas y católicas.

La presencia de la Biblia en un sector tan público de la Ciudad, se erigió como testimonio del Libro que da sustento, base y punto de partida a nuestra Constitución Nacional.

DÍAS DESPUÉS, en un acto de vandalismo, el Monumento apareció ultrajado, con pintadas que proclamaban: “basta de símbolos religiosos en espacios públicos”.

Paradójicamente o no, el martes pasado se debatió el Proyecto de Ley “para retirar los símbolos religiosos de los edificios públicos de la Ciudad de Buenos Aires”. El evento tuvo lugar en la Asociación de Abogados de Buenos Aires (AABA), y contó con la presencia de abogados, laicos, diputados promotores del Proyecto y un pastor de la Ciudad de Buenos Aires (no participó en representación del Consejo Pastoral de la Ciudad de Buenos Aires y tampoco en representación de ACIERA).

¿Qué se esconde detrás de esta nueva realidad que parece aflorar en la Argentina?

Meses atrás, en la Ciudad neuquina de Plottier, jóvenes cristianos fueron sancionados con suspensión a clases por su Director, por orar en forma pública en los recreos. Ante el reclamo de un sector de la iglesia evangélica (encabezado por algunos pastores locales, la Convención Bautista y ACIERA), el directivo fue removido de su cargo. Posteriormente, por reclamos del sector gremial docente, se debió llegar al acuerdo de restituir al docente en su cargo, a la vez que se afirmo la libertad de los jóvenes de orar en forma respetuosa, en uso de sus plenas libertades religiosas y de expresión.

Existe un sector de la sociedad que pretende avanzar decididamente a favor del concepto de “laicismo total”, donde uno de los pilares fundamentales de la ideología radica en reconstruir una sociedad sin Dios y sin religión, o por lo menos, sin religión cristiana.

Prácticamente, los sectores cristianos tradicionales y modernos, son cuestionados fuertemente por los sostenedores de la ideología de género, el secularismo ateo, y aquellos que rechazan de plano la cultura cristiana, en pro de una nueva construcción social posmoderna.

Es natural que, a su turno, todos los cimientos de los valores cristianos, como el sustento de su Fe (la Biblia); la base de su organización social (la familia heterosexual); y su adoración (el culto a Jesucristo); están siendo directamente cuestionados y calificados de obsoletos y arcaicos, a la vez que con toda convicción se intenta reemplazarlos con los componentes posmodernos de “una nueva organización social”.

Atentos a esta lectura de la realidad, es que intentamos comprender estos últimos acontecimientos.

El retiro de los símbolos religiosos tiene sentido, toda vez que en una sociedad plural, todas las expresiones religiosas tienen libertad y derechos de ocupar un lugar en un espacio público, y como es fácticamente imposible dar lugar a todos, es razonable que se opte por no dar lugar a ninguno. Los cristianos evangélicos que nos oponemos a la adoración de imágenes convencionales, nada tenemos que ver con la presencia de estas en edificios públicos. Se entiende. Pero de ahí, a entablar una disputa con la iglesia católica que sí fomenta las imágenes, existe un abismo de distancia. Porque creemos que el evangelio y su Verdad no se imponen, sino que se ofrecen como la mejor opción de vida.

Las rutas argentinas están superpobladas de “altares” al gauchito Gil y otros paganismos. Oramos para que Dios ilumine las mentes del pueblo argentino, para que dando la espalda a la idolatría, busque a Jesucristo como único y suficiente Salvador de la humanidad. De ahí, a organizarse para atentar contra estos “altares”, radica la distancia entre respeto y violencia.

En cambio, este “laicismo” que queda evidenciado en los últimos acontecimientos, está definido por una creciente violencia y una búsqueda hegemónica de borrar las bases cristianas de la sociedad en la Argentina y a nivel global, por supuesto.

Es al menos preocupante que los organismos de derechos humanos, aquellos defensores de las libertades individuales, de las minorías y garantes en la lucha contra “toda forma de discriminación”, no encabecen la defensa de las libertades religiosas, de las libertades de las minorías religiosas y que no se manifiesten enfáticamente EN CONTRA de hechos tan vandálicos y violentos como la agresión contra las expresiones de la Fe de muchos argentinos. Paradójicamente, la fe cristiana, según estadísticas de los entes del Estado, representa a más del 90 % de los argentinos. Y así fuera una minúscula minoría, aplicaría el mismo concepto.

Desde ACIERA reclamamos la más enfática defensa de la libertad religiosa en la Argentina. Sostenemos la lucha a favor de la IGUALDAD de los credos en nuestra Nación y repudiamos CON TODO ÉNFASIS el más mínimo hecho de violencia contra cualquier expresión de la fe cristiana en la Argentina.

Asimismo, convocamos al pueblo a conocer a Jesucristo, a entablar una relación personal con Él, no como un líder religioso, sino como la persona que vino a buscarnos y a salvarnos, y experimentar su Paz, su Gozo y su Salvación en la vida cotidiana.

Por el Consejo Directivo de ACIERA,

Pr. Rubén Proietti

Presidente



Lic. Gastón Bruno

Vicepresidente