En los momentos más difíciles, recuerda…
Quizás esta sea tu historia.

Un amigo del alma sabe decirme: “somos telúricos, cada vez que nos vemos en esas temporadas difíciles, distantes, llenas de problemas o con tristezas que nos atraviesan, en las cuales debemos tomar decisiones: volvemos a nuestras querencias… física o emotivamente, pero volvemos”.

Los discípulos estaban en su lugar, las playas de la norteña Galilea, acusada hidalgamente de ser de los “gentiles” –cosa que agradecemos los adoptivos–, entonces Pedro, a quien por un momento el hambre le hizo olvidar la vergüenza y el dolor de haber negado a JESÚS, dijo: “me voy a pescar…”
Sabia hacerlo, era su tierra, su playa y su mar, ¿cómo su hogar lo iba defraudar?

De rodillas, al leer estos dos versos del Evangelio de Juan, pensé: ¿cómo se sentirían los discípulos?
Aquellos hombres que compartieron tres años con el Maestro, estaban sin Él.
En tan solo una semana pasaron de la euforia del pueblo proclamando rey a JESÚS, el momento de su mayor fama, a los insultos y la violencia de la cruz.
La muerte llegó tan veloz como las noticias de sus resurrección. Rumores de las mujeres que a ellos no les constaba, ninguno le había visto…
La invitación del ángel: “vayan a la esquina del mar con la playa, en su Galilea y allí nos reencontraremos”. Y la espera.

Ansiedad, dolor, desconcierto y las dudas, esas ruines compañeras eternas que crecen según pasan las horas. Todo ello anidaba en el corazón y las mentes de aquellas mujeres y hombres de la cofradía del Nazareno (por adopción).

¿Cuántas veces pasaste por esas veredas…?
¿Cuántas lágrimas lloraste en soledad pensando que ya no había esperanzas para el mañana? Esas horas amargas e inciertas en las que parece que toda alegría huye y solo se ven nubes oscuras sobre nuestra cabeza.

Ese es el preciso momento fue cuando JESÚS se hizo presente:
“Jesús les preguntó: –Muchachos, ¿no tienen pescado?
Ellos le contestaron: –No.
Jesús les dijo: –Echen la red a la derecha de la barca, y pescarán.
Así lo hicieron, y después no podían sacar la red por los muchos pescados que tenía.”
Evangelio de Juan 21.5-6 DHH

El transito del dolor y la amargura a la felicidad plena de euforia es tan fácil y breve como la llegada de un milagro, para el cual no debemos hacer nada más allá que seguir Sus indicaciones.

No desesperes, los días más tristes y las inseguras horas de la incertidumbre preceden al milagro del encuentro con ÉL, quien te espera en la playa aunque no logres verlo, ni sentir su presencia…

Entre lágrimas al leer el encuentro con el Señor… otro pensamiento cruzó mi ser.
Fue JESÚS quien eligió el lugar y la forma del encuentro.
Cada cosa que sucede en nuestras vidas tiene un porque y nos conduce a una playa…

NO TEMAS, NO SUFRAS, PRONTO TU BOCA SE LLENARÁ DE RISA…
Y TU PANZA DE COMIDA CALIENTE, PORQUE LOS MILAGROS SON SU FIRMA

Recuerdo un día, hace mas de dos décadas, trepábamos con el coche la pendiente de avenida Colón. Aquella fue un jornada dura, de mucho dolor e incertidumbre en la cual creí que se acababa la vida. Al llegar a la cumbre y comenzar el descenso, el océano quedó ante nuestros ojos. Mi hijo, de tan solo tres años en aquel momento, rompió el silencio: “pa, el mar es tuyo…”.
Esa frase inocente dio vuelta mi alma… era JESÚS que me decía por esos labios pequeños: “te espero en la playa, hay futuro… aunque no la puedas ver, hay esperanza para tu mañana”.

Como posdata quiere dejarte un testimonio, de algo simple, material, que no deja de ser importante, porque en cada acontecer ÉL se está revelando y mostrando su amor.
Anticipo de las vivencias que nos sorprenderán en estos días y los venideros…
Señales por medio de las cuales JESÚS te dice: “estoy en la playa, esperándote… preparando un asadito”.

Hola amado Pastor….!!!!
Soy Juan Toledo, del CCNV del Fin del Mundo….
Quiero compartir un milagro, que ya les comenté a nuestros pastores: la China y Alberto.
Hace 3 días llené el tanque de mí camioneta Eco sport…. Siempre oro para q Dios multiplique la nafta y se que lo hace…. Pero hoy me levanté para ir a hacer compras y sabía  que ya había gastado ¼. Acá en Ushuaia se gasta más x el frío y el uso de la calefacción…..
Cuando me subo y pongo en marcha la camioneta, veo con mis propios ojos… si, sí, con mis propios ojos: la aguja subió, subió y se llenó el tanque ante mi sorpresa!!!
Sólo podía pensar en la prédica del domingo pasado: ¡¡¡Se viene la Fiesta…….!!!
Abrazos grandes y mil cariños, desde el Fin del Mundo, Comienzo de Todo.
Familia Toledo, Ushuaia, Tierra del Fuego, Argentina.