Los cueros (odres) envejecidos no aguantan el vino nuevo… hay que renovarlos.
Nuestros cueros, endurecidos y fatigados durante años de resistencia, necesitan vivificarse para emprender la maravillosa tarea de reconstruir la vida.
Pablo, el incansable militante de mil batallas, nos da algunos consejos:
Despojarse de la amargura y la furia, ser compasivos (Efesios 4.31-32).
No apagar el fuego del Espíritu, avivarlo… (1 Tesalonicenses 5.19).
Amar al prójimo, ser solidario: la clave de nuestra identidad y bendición (Romanos 13.10).
Hacer esto cada día, como una gimnasia, para dejar atrás la queja, la tristeza y el dolor, y así permitir que la vida se comience a desplegar en un nuevo comienzo lleno de ilusión.
VAMOS JUNTOS…
ENTREMOS EN UNA NUEVA ETAPA, RECIBAMOS EL VINO NUEVO QUE ES DULCE.
ENFRENTEMOS TODO CON LA FUERZA DE LA ALEGRÍA Y LA ESPERANZA.
RENOVADOS, SIEMPRE JUNTOS, VENCEREMOS.
“No se echa vino nuevo en cueros viejos, porque los cueros se revientan, y se pierden los cueros y el vino. El vino nuevo se echa en cueros nuevos, para que así se conserven las dos cosas.” Mateo 9.17 DHH (adaptado)
Como cada año, te dejo un villancico para alcanzar la liberación: