Las nieves del invierno se van derritiendo. Llega tu hora; la primavera, irreverente y atrevida, besará los labios de tu alma para despertarla, sacándola del invernadero.
El tibio sol de primavera te baña y acaricia tus sueños permitiéndote florecer.
“Peinaditos al viento”, disfrutemos de la más hermosa risa pentecostal en cada vereda…