“Es la fe con más seguidores y una herramienta básica para sobrevivir. Pero la obsesión en torno a su figura produce vacíos existenciales” dice Borja Vilaseca, en su interesante nota publicada por la Revista del diario EL PAIS de España el domingo pasado.

En Apocalipsis, la doxología de la Biblia, se expone con contundencia la intensión divina de revelar el deseo de los corazones, en ese desafío ético que implica “adorar” al Cordero inmolado, desangrado, que reina para establecer paz y justicia en amor, o “rendirse” a las riquezas y el poder, olvidando nuestra identidad, pues fuimos creados a imagen y semejanza de Dios: libres, creativos y con una enorme capacidad de amar.

Jesús dejo claro cual es el verdadero enemigo que compite por la supremacía en el corazón de la gente cuando dijo: “Nadie puede servir a dos patrones. Menospreciará a uno y amará al otro, o querrá mucho a uno y despreciará al otro. Ustedes no pueden servir a la vez a Dios y a las riquezas.”
Lucas 16.13 (NVI adaptado)

Una nota importante para leer:
http://elpais.com/elpais/2015/05/08/eps/1431115649_865387.html