UNA SEMANA CARGADA DE ACTIVIDADES COMBINADA CON MI ÍNTIMA CONVICCIÓN DE QUE NO ERA NECESARIA OPINiÓN ALGUNA, INDUJERON A MI ALMA AL SILENCIO SOBRE LAS LEYES DE MUERTE DIGNA Y LA DE IDENTIDAD DE GÉNERO, PROMULGADAS EN ESTA SEMANA. LEYENDO Y RESPONDIENDO MENSAJES PRIVADOS VEO QUE ESTABA EQUIVOCADO…
Creo y defiendo hasta la sangre la libertad de la personas, piensen o no como yo.
La razón de esta convicción se basa en cómo creó Dios a la mujer y al hombre, dándoles plena capacidad para decidir todo lo concerniente a sus vidas.
Desde el Edén, todas las razas tenemos autonomía con pleno poder de determinación en todo lo personal.
El límite se encuentra en el punto donde comienza la libertad del prójimo, traza invulnerable.
Por esta causa, Dios les encomendó a Eva y Adán que “sojuzgaran” la creación poniendo justicia y paz entre todas las especies.
Ambas leyes sancionadas en la semana pasada, que otorgan a las personas la libertad de decidir sobre su género y la forma en la que desean morir en casos de sufrimientos físicos, no hacen otra cosa que avanzar en este sentido.
Cada persona es responsable de sus decisiones y actos, siendo libre en tanto que estas no afecten a otras personas.
Pretender leyes que coarten la libertad con la que Dios nos creó es pensar que la espiritualidad de las personas se puede ordenar por reglamentaciones.
Clara es la disposición divina expresada en Deuteronomio 30.19-20: “A los cielos y a la tierra llamo por testigos hoy contra vosotros, que os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida, para que vivas tú y tu descendencia; amando a Jehová tu Dios, atendiendo a su voz, y siguiéndole a él; porque él es vida para ti, y prolongación de tus días; a fin de que habites sobre la tierra que juró Jehová a tus padres, Abraham, Isaac y Jacob, que les había de dar”.
La mujer y el hombre son libres para cumplir o no la ley divina, como así también de arrepentirse y volver sobre sus pasos rectificando rumbos.
Quienes opten por la decisión de suspender los tratamientos que prolonguen la vida en sufrimiento, necesitan recibir el amor y la oración de aquellos que creemos en el poder sanador de Jesús.
Quienes decidan cambiar su identidad de género motivados por su realidad, precisan a un pueblo creyente en Cristo que los contenga con amor, mostrándoles la alternativa de reencontrarse con la identidad marcada por su naturaleza.
¡¡¡SIEMPRE AL LADO DE LA GENTE!!!
¡¡¡NO JUZGAMOS, AMAMOS!!!
¡¡¡BREGAMOS POR LA JUSTICIA, LA PAZ Y LA LIBERTAD!!!
Creo que cada persona tiene la libertad de tomar su propia desicion en casos extremos,pero hay una ultima deiscion la de DIOS.Una oracion mas por fe.