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DEVOCIONAL | DE ALLÁ VENGO YO 2

By 10 julio, 2012octubre 30th, 2017No Comments

El despreciado Jefté, finalmente reconocido y reivindicado, fue nombrado rey.

Para muchos, aquí termina la historia, porque la meta es alcanzada en el momento del reconocimiento.
Sin embargo, recién comenzaba la tarea…
Debemos comprender que la gloria del reconocimiento dura un instante efímero en la línea del tiempo, es solo un momento, pero el desarrollo de la tarea es el objetivo de nuestro llamamiento.
Es necesario despertarse del mágico y soñado momento del podio, para ocuparnos de los problemas que debemos resolver…
Jefté debía rápidamente enfrentar a los amonitas, fieros invasores que amenazaban a Israel.
En forma sorpresiva, generó una estrategia diplomática, insólita y novedosa para la época: envió mensajeros con un argumento contundente y así puso a pensar a los violentos enemigos: “La historia muestra que Israel nunca quiso ocupar la tierra de Amón, es más, nuestro pueblo realizó enormes periplos por el desierto porque ustedes nos negaron el paso por vuestra tierra. Cuando no hubo más remedio, tuvimos que avanzar y Jehová nuestro Dios nos entregó la victoria… si Quemos, tu dios, te entrega un territorio ¿no lo poseerías?
Así durante 3 siglos hemos poseído la tierra, nada te debemos…” (1)
Buscar la solución pacífica de los conflictos es ahorrar mucho dolor.
La seguridad que nos otorga el conocer la voluntad de Dios, nos coloca en una posición ventajosa, que lejos de producir autoritarismo y violencia, nos otorga la posibilidad de evitar toda muerte.
¡¡¡SOMOS HIJOS DE PAZ, PORTADORES DE VIDA!!!
Desgraciadamente, Sehón, rey amorreo, no quiso escuchar y la batalla se desencadenó.
Cuando la violencia llega es porque los hombres no aceptan la realidad y solo escuchan sus ambiciones.
Para vivir en un mundo tan complejo, debemos depender de los dones del ESPÍRITU SANTO.
CARISMAS indispensables en medio de nuestro tiempo y nuestra realidad.
La victoria finalmente fue para Jefté en defensa de Israel. (2)
Un dato incomprensible que delata la irracionalidad religiosa del hombre es el que nos muestra la promesa hecha por Jefté en el vs.31: “Y Jefté hizo voto a Jehová, diciendo: Si entregares a los amonitas en mis manos, cualquiera que saliere de las puertas de mi casa a recibirme, cuando regrese victorioso de los amonitas, será de Jehová, y lo ofreceré en holocausto.”
Los seres humanos, influenciados por las diversas religiones, tenemos grabada en nuestra cultura la convicción de que debemos pagarle a Dios por lo que Él hace por nosotros. Inconcientemente, nos resistimos al amor y generosidad divina. Creemos que ante un goce maravilloso tenemos que entregar algo, sufrir un despojo y con el sufrimiento “PAGAR” por el bien recibido.
¡¡¡ESTO ES UNA ATROCIDAD, ABSOLUTAMENTE LEJANA AL CORAZÓN DE DIOS!!!
¡¡¡NO HAGAS TRUEQUES CON DIOS, NO NEGOCIES, ÉL ES TU PADRE BUENO QUE TE AMA!!!
¡¡¡TODO TE LO DARÁ POR AMOR!!!
RECUERDA LA PARABOLA DEL HIJO PRÓDIGO…
Desgraciadamente, Jefté, por su religiosidad y la ligereza de sus promesas, debió entregar en holocausto a su dulce hija, ofrenda no deseada por Dios, pero que el hombre debió cumplir para mantener así su credibilidad ante todo el pueblo que lo observaba. De manera imprudente, se ató con sus propias palabras. (3)
TRES ENSEÑANZAS CLAVES
1. BUSCÁ RESOLVER LOS CONFLICTOS POR LA PAZ
    A MAYOR AUTORIDAD, MAYOR RESPONSABILIDAD
2. DEJATE GUIAR POR EL ESPÍRITU SANTO
    ESPECIALMENTE EN LOS DÍAS DE LAS MAYORES AGRESIONES E INJUSTICIAS
3. NO HAGAS PROMESAS RELIGIOSAS, DIOS NO LAS NECESITA.
    VIVÍ Y DISFRUTÁ EL AMOR CON EL QUE CRISTO TE AMA
(1) JUECES 11.12-27
“Y envió Jefté mensajeros al rey de los amonitas, diciendo: ¿Qué tienes tú conmigo, que has venido a mí para hacer guerra contra mi tierra?
El rey de los amonitas respondió a los mensajeros de Jefté: Por cuanto Israel tomó mi tierra, cuando subió de Egipto, desde Arnón hasta Jaboc y el Jordán; ahora, pues, devuélvela en paz.
Y Jefté volvió a enviar otros mensajeros al rey de los amonitas, para decirle: Jefté ha dicho así: Israel no tomó tierra de Moab, ni tierra de los hijos de Amón. Porque cuando Israel subió de Egipto, anduvo por el desierto hasta el Mar Rojo, y llegó a Cades. Entonces Israel envió mensajeros al rey de Edom, diciendo: Yo te ruego que me dejes pasar por tu tierra; pero el rey de Edom no los escuchó. Envió también al rey de Moab, el cual tampoco quiso; se quedó, por tanto, Israel en Cades. Después, yendo por el desierto, rodeó la tierra de Edom y la tierra de Moab, y viniendo por el lado oriental de la tierra de Moab, acampó al otro lado de Arnón, y no entró en territorio de Moab; porque Arnón es territorio de Moab. Y envió Israel mensajeros a Sehón rey de los amorreos, rey de Hesbón, diciéndole: Te ruego que me dejes pasar por tu tierra hasta mi lugar. Mas Sehón no se fio de Israel para darle paso por su territorio, sino que reuniendo Sehón toda su gente, acampó en Jahaza, y peleó contra Israel.
Pero Jehová Dios de Israel entregó a Sehón y a todo su pueblo en mano de Israel, y los derrotó; y se apoderó Israel de toda la tierra de los amorreos que habitaban en aquel país. Se apoderaron también de todo el territorio del amorreo desde Arnón hasta Jaboc, y desde el desierto hasta el Jordán.
Así que, lo que Jehová Dios de Israel desposeyó al amorreo delante de su pueblo Israel, ¿pretendes tú apoderarte de él? Lo que te hiciere poseer Quemos tu dios, ¿no lo poseerías tú?
Así, todo lo que desposeyó Jehová nuestro Dios delante de nosotros, nosotros lo poseeremos.
¿Eres tú ahora mejor en algo que Balac hijo de Zipor, rey de Moab? ¿Tuvo él cuestión contra Israel, o hizo guerra contra ellos?
Cuando Israel ha estado habitando por trescientos años a Hesbón y sus aldeas, a Aroer y sus aldeas, y todas las ciudades que están en el territorio de Arnón, ¿por qué no las habéis recobrado en ese tiempo?
Así que, yo nada he pecado contra ti, mas tú haces mal conmigo peleando contra mí. Jehová, que es el juez, juzgue hoy entre los hijos de Israel y los hijos de Amón.”
(2) JUECES 11.28-33
“Mas el rey de los hijos de Amón no atendió a las razones que Jefté le envió.
Y el Espíritu de Jehová vino sobre Jefté; y pasó por Galaad y Manasés, y de allí pasó a Mizpa de Galaad, y de Mizpa de Galaad pasó a los hijos de Amón.
Y Jefté hizo voto a Jehová, diciendo: Si entregares a los amonitas en mis manos, cualquiera que saliere de las puertas de mi casa a recibirme, cuando regrese victorioso de los amonitas, será de Jehová, y lo ofreceré en holocausto.
Y fue Jefté hacia los hijos de Amón para pelear contra ellos; y Jehová los entregó en su mano. Y desde Aroer hasta llegar a Minit, veinte ciudades, y hasta la vega de las viñas, los derrotó con muy grande estrago. Así fueron sometidos los amonitas por los hijos de Israel.”
(3) JUECES 11.34-40
“Entonces volvió Jefté a Mizpa, a su casa; y he aquí su hija que salía a recibirle con panderos y danzas, y ella era sola, su hija única; no tenía fuera de ella hijo ni hija. Y cuando él la vio, rompió sus vestidos, diciendo: ¡Ay, hija mía! en verdad me has abatido, y tú misma has venido a ser causa de mi dolor; porque le he dado palabra a Jehová, y no podré retractarme.
Ella entonces le respondió: Padre mío, si le has dado palabra a Jehová, haz de mí conforme a lo que prometiste, ya que Jehová ha hecho venganza en tus enemigos los hijos de Amón.
Y volvió a decir a su padre: Concédeme esto: déjame por dos meses que vaya y descienda por los montes, y llore mi virginidad, yo y mis compañeras.
El entonces dijo: Ve. Y la dejó por dos meses. Y ella fue con sus compañeras, y lloró su virginidad por los montes. Pasados los dos meses volvió a su padre, quien hizo de ella conforme al voto que había hecho.
Y ella nunca conoció varón.
Y se hizo costumbre en Israel, que de año en año fueran las doncellas de Israel a endechar a la hija de Jefté galaadita, cuatro días en el año.”