¿Vivimos colonizados y esclavizados por la cultura avara del egoísmo que empobrece a todos?
¿Somos esclavos o libres?
Añejada por quinientos años y potenciada por la sangre de tantos mártires, la huella transformadora de la Reforma nos sostiene, impulsa y conmueve con fuerza divina.
Necesitamos un nuevo giro que nos lleve de vuelta a sus principios.