Luchó por los demás arriesgándolo todo.
Sufrió violencia en grado sumo, aquella que no tiene palabra para definirla: el asesinato de su hijo (23 balazos el día de su cumpleaños 23).

Nunca bajo los brazos.

Héroe contemporáneo, poco reconocido, pero imprescindible.

Tuve el privilegio de poder compartir horas de charla, comunión y una pasión compartida: la 2da República Argentina, justa, equitativa y feliz.
Oramos por ello juntos.

Un honor sus palabras expresadas en esta dedicatoria.

Llegó la hora de la despedida.
Volveremos a reencontrarnos allá en nuestro barrio que está más allá de las estrellas.

Entretanto nosotros, a redoblar el esfuerzo…
Mucho hay por realizar.

“Hermanos, no queremos que ustedes se queden sin saber lo que pasará con los que ya han muerto, ni que se pongan tristes, como los que no tienen esperanza.
Así como creemos que Jesús murió y resucitó, así también Dios levantará con Jesús a los que murieron en él.”
1era de Tesalonicenses 4.13-14 (RVC)