Un simple boyero, llamado Amos, dejó de cuidar y de trabajar con los bueyes, para llevar un mensaje profético a los poderosos de su tiempo.

Han pasado 2762 años, pero su diagnóstico sigue vigente.
Otear su mensaje, tan contemporáneo en nuestros estos días, nos interpela, despierta y desafía: es hora de reaccionar.

Leamos a nuestro amigo, un simple peón de campo.

DICE AMÓS:
Ustedes, ultrajan a los pobres, les cobran impuestos por el trigo y cometen grandes pecados: oprimen a la gente honrada, reciben soborno y en los tribunales impiden que los pobres ganen sus pleitos.

¡VIVIMOS TIEMPOS TAN CORRUPTOS,
QUE LA GENTE PRUDENTE PREFIERE CALLAR!

Busquen lo bueno, y no lo malo, y vivirán. Así el Señor estará con ustedes, como dicen que está.
Alejen de mí la multitud de sus cantos. No quiero escuchar sus melodías.
Prefiero que fluya la justicia como un río, y que el derecho mane como un impetuoso arroyo.

¡Ay de ustedes: creen posponer el día de la calamidad, pero hacen que se acerque el reino de la violencia!

Entonces, Amasías le dijo a Amós:
«Tú, vidente, ¡largo de aquí! ¡Vete a la tierra de Judá! ¡Allá puedes comer, y allá puedes profetizar! No profetices más aquí porque aquí está el santuario del rey, y esta es la capital del reino.»

Amós le respondió a Amasías:
«Yo no soy profeta, ni hijo de profeta. Soy boyero, y recojo higos silvestres.
Pero el Señor me quitó de andar tras el ganado, y me dijo: “Ve y profetiza a mi pueblo Israel.”

ÚLTIMO MOMENTO:
ESPECULADORES GANAN CUANDO SE ACABA LA FIESTA DEL PUEBLO. COMPRAN A LOS POBRES POR MIGAJAS.

Ustedes dicen:
«¿Cuándo pasará la fiesta de luna nueva? ¡Entonces podremos vender el trigo! ¿Y cuándo pasará el día de reposo, para que abramos los graneros? ¡Achicaremos la medida, subiremos el precio, y adulteraremos la balanza!
¡Así podremos comprar a los pobres por dinero, y a los necesitados a cambio de un par de zapatos!
¡Hasta los desechos del trigo podremos vender!»

PUEBLO, DEJEMOS DE SOPORTAR, TENEMOS PROMESA:
CLAMÁ Y SERÁS LIBERADO DE OPRESORES MENTIROSOS.
ENTONCES, EL DESASTRE SE SOLUCIONARÁ CON BENDICIÓN:
COSECHAS TAN GRANDES QUE RETRASARÁN LA SIEMBRA.

«Vienen días cuando los que aran alcanzarán a los que siegan, y los que pisan las uvas alcanzarán a los que siembran. Los montes destilarán mosto, y todas las colinas se derretirán.
«Haré volver del cautiverio a mi pueblo, y ellos reconstruirán las ciudades destruidas y volverán a habitarlas; plantarán viñas, y de ellas beberán el vino, y plantarán huertos, y de ellos comerán su fruto.
Yo los plantaré sobre su tierra, y nunca más volverán a ser arrancados de ella, pues se la di en posesión.»

Amos 5.11-14, 20, 23-24; 6.3; 7.12-15b; 8.5-6; 9.13 | RVC abreviada