La noticia cortó el día por la mitad.
La carrera alocada que cada día disputamos, se detuvo.
Un día, el alma se nos llenó de emociones y recuerdos.
Lo vamos a extrañar.
Una reacción inconsciente dejó en silencio las canchas. Las tribunas estan vacías y nosotros sin palabras.
Con la esperanza viva puesta en Su palabra, un día toca despedirnos.
“Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen, para que no os entristezcáis como los otros que no tienen esperanza. Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así también traerá Dios con Jesús a los que durmieron en él.”
Pero un día nos volveremos a encontrar:
“Mientras comían, Jesús tomó en sus manos el pan y, habiendo dado gracias a Dios, lo partió y se lo dio a los discípulos, diciendo: Tomen y coman, esto es mi cuerpo.
Luego tomó en sus manos una copa y, habiendo dado gracias a Dios, se la pasó a ellos, diciendo: Beban todos ustedes de esta copa, porque esto es mi sangre, con la que se confirma la alianza, sangre que es derramada en favor de muchos para perdón de sus pecados. Pero les digo que no volveré a beber de este producto de la vid, hasta el día en que beba con ustedes el vino nuevo en el reino de mi Padre.”.
Chau Diego, por fe un día nos volveremos a encontrar.
1ª Tesalonicenses 4-13-14 (RV1960)Mateo 26.26-29 (DHH)