Hace un año, en abril de 2012, escribí un devocional basado en un pensamiento que inundó mi alma al despertar una mañana y clarificó muchos de mis interrogantes: “lo importante no son las banderas, sino el viento, pues al soplar, él las alinea hacia donde quiere”…

Analicé los cambios en la historia, las filosofías, los pueblos, las economías, las políticas, las modas, las teologías, y hasta las tácticas futboleras, en un veloz vuelo de pájaro, para descubrir cómo lo que es malo en un tiempo se vuelve bueno en otro, o todo lo contrario, y cada vez con mayor velocidad.

Esto nos lleva a indagar sobre el nacimiento de los vientos.
La globalización y sus dueños, evidentemente, arrean la manada en el rumbo de sus intereses, pero existen otros raros personajes que enfrentan esos vientos, como decía Leopoldo Marechal: “a los que aún entregan a la emoción del viento una risa Pentecostal en la salud del Cristo vivo; a todos esos ´raros` que aún perfuman el cosmos, les digo…”. Estos obedecen al impulso de otra brisa, soplos del aliento del Crucificado que se llenan del Espíritu y pueden transformar a los débiles en potentes huracanes.

Las banderas son identidad, lo externo que nos identifica, pero el Espíritu entra a tallar en nuestra ENTIDAD, aquello que somos…

Me impactó una Palabra compartida por una hermana días atrás. Zacarías recibe la revelación que los caballos que veía son vientos, los VIENTOS de Dios.
Hacia nuestro sur vienen los OVEROS, esos manchados briosos… Ellos, no son monocromáticos, en su pelambre muestran nuestra variedad sureña.

Qué bueno es reconocer nuestra ENTIDAD compuesta por muchos colores, por infinitas variedades de formas…
Somos sureños, distintos, y nuestro desafío es unirnos en perfecta comprensión de la otredad*, porque la unidad se logra solamente entre diferentes, de otra forma, sería una hegemónica uniformidad.

Disfrutemos de esas brisas, soplos del aliento de JESÚS, que nos llenan de poder al punto de volvernos poderosos siendo muy débiles, tan débiles como invisibles, como el viento, al que sin poder ver, lo sentimos en toda su fuerza.
Soltemos la risa Pentecostal más grande, ruidosa y grotesca que escandalice a uniformados monoformes.

VIVAMOS Y DISFRUTEMOS NUESTRA IDENTIDAD OVERA.

LLENOS DEL ESPÍRITU, QUIEN VERDADERAMENTE NOS UNE.

*Otredad: Se trata del reconocimiento del otro como un individuo diferente, que no forma parte de la comunidad propia.
La otredad no implica que el otro deba ser discriminado o estigmatizado; por el contrario, las diferencias que se advierten al calificar al prójimo como un otro constituyen una riqueza social y pueden ayudar al crecimiento de las personas.

Texto bíblico:
“Y el ángel me respondió y me dijo: Estos son los cuatro vientos de los cielos, que salen después de presentarse delante del Señor de toda la tierra.
El carro con los caballos negros salía hacia la tierra del norte, y los blancos salieron tras ellos,
y los overos salieron hacia la tierra del sur.
Y los alazanes salieron y se afanaron por ir a recorrer la tierra. Y dijo: Id, recorred la tierra. Y recorrieron la tierra.”
Zacarías 6.5-7

HACIA DONDE ONDEAN LAS BANDERAS | abril 2012
http://www.guillermoprein.com/2012/04/hacia-donde-ondean-las-banderas.html